1. |
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Cuantas horas de oscuridad buscando un rincón de neón
donde alimentar a todos mis fantasmas, a todos mis espectros, todas mis quimeras de tequilas,
y sal de mi vida, no quiero que sigas, tirando del hilo suelto que cuelga de lo que queda de mí,
si quieres irte y huir cierra con llave al salir.
Cuantas calles recorridas bajo la luz de la mirada de farolas que se rompen
en mil pedazos con cada paso y llenan de cristales cada vaso
y vacían las despensas, disuelven cada risa, devalúan los "te quiero", quiebran las caricias
se pierde la ilusión, se esfuma la esperanza de llegar de una pieza al próximo bar.
Un solo ser supo acariciar las alas raídas de este ángel caído
en la batalla de las tentaciones, condenado al exilio por un jurado de barras y escotes:
Sacerdotes que vendieron su lealtad a la noche, sin reproches, sin preguntas,
solitarios, decadentes, sin amantes.
Cuántos cigarros hechos ceniza, y cuántas botellas vacías de ron
amontonadas en este piso empapelado de finales de historias sin principios,
sin ideales o sentido. Pero con sabanas violetas llenas de polvo, llenas de aceite, llenas de sangre
y de locos gritos de auxilio.
Como equilibristas yonkis cuesta arriba aprendiendo a caminar
Contemplando sin pulmones el jazz de la ciudad intentando respirar.
Despertando de los sueños, arrancándonos las alas para caber en mi cama ¿Y quién quiere volar?
Pudiendo volver a cuando en cada esquina brindábamos al mal otra oportunidad.
Desiertos de rubíes, ríos de zafiro, tormentas de placer y cada tarde es un nuevo amanecer.
Y por fin cae la noche, la niebla se disipa.
El azar tira las puertas y cierran los locales.
Mil mañanas de resaca sin sentido en el instante en que tumbada en mis tinieblas susurraste:
Calla y bésame.
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2. |
Elisa Se Ha Largado
04:20
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Elisa se ha largado,
Le ha dejado sin respuestas.
Le ha dejado sin palabras.
Le ha dejado sin dejar marcas
Se ha largado y lo ha hecho de un disparo a quema ropa.
Se ha largado y lo ha hecho
sin girar la cabeza.
Se ha largado y lo ha hecho gritando:
Sígueme, y hazme volver.
Hazme cambiar de opinión.
Sígueme y haz brillar tu luz
Ahora Jack está llorando
borracho y sin consuelo.
Conduce un viejo Buick
por la calle principal.
Su último cigarro se consume
a 180 por hora.
Pasa por dos casinos
y un pequeño club de striptease.
Solo le quedan dos botellas
y el huevo izquierdo del talento de otro.
Sigue acelerando…
Sigue pensando que es muy lento.
Porque Elisa se ha largado
y lo ha hecho gritando.
Sígueme, y hazme volver.
Hazme cambiar de opinión.
Sígueme y haz brillar tu luz
Las luces carmesís marcan su destino.
Pronto los faros se apagan
todo es blanco y negro,
la lluvia se evapora
al contacto con el suelo.
En cada esquina
las ruedas se marchitan.
La luna partiendo el cielo en cachitos por el retrovisor.
En la radio un gato gruñe
que "a veces el sentido contrario
de la carretera es el mejor".
Cuando Elisa se ha largado
y lo ha hecho gritando.
Sígueme, y hazme volver.
Hazme cambiar de opinión.
Sígueme y haz brillar tu luz
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3. |
La Balada
03:39
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El señor es mi pastor
y yo soy su ovejita.
¡Bee, Bee! Todos a pastar.
Todos a pastar pasto que no es más
que otros que pastaron.
Perro pastor fiero
guía a su rebaño.
¡Bee, Bee! Todos al redil.
Todos al redil, que mantienenos
juntos y apretados.
La valla del redil
no está hecha de madera.
¡Bee, Bee! Es un fino cordel.
Un fino cordel manchado de sangre
de perros y ovejas.
Si alguna oveja negra
intenta traicionarnos
¡Bee, Bee! no se la vuelve a ver.
No se la vuelve a ver pero hay otra gota de sangre en el cordel.
Lo único que tengo
en este inmenso pasto
¡Bee, Bee! es el tener fe.
Es el tener fe en un ser un supremo
en el que nadie cree.
Pero obedecemos a ese ser supremo
¡Bee, Bee! en el que nadie cree.
No, no le creemos porque nos promete
que de esta no saldremos.
Y aunque él ni nos mire
nosotros le vemos
¡Bee, Bee! manchar el cordel.
Manchar el cordel con perros y ovejas
una y otra vez.
El señor es mi pastor
y yo soy su ovejita.
¡Bee, Bee! Todos a pastar.
Todos a pastar pasto que no es más
que otros que pastaron.
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4. |
La Casa De Muñecas
03:56
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Perdido en la tierra de Oz,
llevado por un tornado feroz.
Allí estaba solo.
El tiempo goteaba del cielo y por un agujero caí de rodillas
delante de un trono.
Y la corona cubierta de joyas,
y a cada lado del trono un majestuoso fauno.
Y en la gran batalla que había librado,
el guardián de Dulcinea fue capturado.
Y La Dama Del Lago que me ayudó a escapar, me dejó libre al fin.
Aunque yo seguía bailando con cada muñeca en la casa de muñecas.
A mi paso las flores huían,
la voz de Tom Sawyer se oía tan suave
a través de la puerta.
Los molinos cubrían la salida del castillo oscuro
y eran los fantasmas tan seductores.
La reina de los piratas ganaba
cinco centavos la noche limpiando camas.
Nadie sabía porqué cojones reía.
Ni se movió cuando el barco disparó.
Y La Dama Del Lago que me ayudó a escapar, me dejó libre al fin.
Aunque yo seguía bailando con cada muñeca en la casa de muñecas.
Mi traje se deshiló.
Desnudo al fin, ya no he de luchar.
Mi condena ha acabado.
Encerraré al pasado, el futuro es nuestro
y el presente ha claudicado.
El comandante no deja que escuches,
no permite a nadie que cuente lo que ha pasado.
Mi última orden me la susurrado:
¡Olvídalo, déjalo ir! ¡Déjalo ir!
Y La Dama Del Lago que me ayudó a escapar, me dejó libre al fin.
Aunque yo seguía bailando con cada muñeca en la casa de muñecas
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5. |
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Me llevó a la estación,
me amarró a las vías.
Lo último que vi fue
un viejo tren de vapor.
Gritó que lo sentía
entre risa y risa.
Ella vagando
al otro lado del andén
con su vestido gris
y sus medias tintas,
apagó el cigarro
y después se fue
a robar amapolas
del jardín de la muerte,
y esculpir sin temblar
mi nombre en una piedra.
Dejar caer seis girasoles
sobre la tierra empapada
en lluvia, humo y sombras.
Mi cadáver putrefacto
susurró que igual aun la quería,
que aun pensaba en el camino
de mi casa a su tienda
de flores marchitas,
de donde nos fugamos,
cuando éramos críos.
Y nos encontramos
un Berlín en llamas.
Un pirata tuerto
del País de Sildavia
fue testigo de la guerra
entre mis demonios
y su luna llena
de arena y mercurio, que me hacía sentir
no ser más que un reflejo de armadura oxidada.
Pero conseguí quebrar el suelo que aguantaba
el alma que dejó en forma de sueños
al precipitar todas mis dudas.
Fue muy dura la caída pero necesaria
para sobrevivir a mi funeral.
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Mike Terry Valladolid, Spain
Crápula, irreverente, virtuoso o realista radical.
Mike Terry habla de grandes miserias y pequeñas grandezas, o
viceversa, de historias anónimas protagonizadas por fantasiosos desconocidos que camuflan a partes iguales las experiencias del autor y el fruto de su pródigo imaginario. “Una de cal y otra de whisky”.
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